Llegando al final de la segunda década del siglo XXI, el ser humano está nuevamente rodeado de dilemas. Han sido parte de la condición humana desde que el primer hombre se entendió a sí mismo como tal. Son consecuencias naturales de lo que llamamos "conciencia".Sin embargo, es plausible decir que los dilemas actuales son más complejos que cualquier otro que los seres humanos hayan enfrentado a lo largo de su historia, impulsados principalmente por la tecnología que avanza a niveles inimaginables y que puede poner a prueba su propia condición humana. O, dependiendo del punto de vista, guárdelo (aquí hay otro dilema). Hay muchos contrastes que proporcionan estos dilemas, pero podemos mencionar algunos: escasez de recursos naturales x desarrollo económico, globalización x identidades regionales , derecha x izquierda (antigua, pero aún muy presente), pocos multimillonarios x muchos miserables, entre muchos otros .Al mismo tiempo, avanza el capitalismo y, con él, su lógica de consumismo desenfrenado, que no es más que una herramienta para retroalimentar.¿Es el turismo capaz de convertirse en un componente importante que imponga una reacción al impulso destructivo del capitalismo para evolucionar hacia una sociedad más justa? Este artículo pretende arrojar luz sobre este tema, basado en la crisis de 2020 que, al parecer, transformará el mundo y,en consecuencia, el turismo. También aprovechando la organización del Foro Económico Mundial en Davos, que está completando 50 años en 2020 y se ocupará exactamente de la evolución del capitalismo. Entendiendo el turismo como una "fuerza impulsora", puede ser capaz de cocrear la lógica que prevalecerá en las sociedades del futuro.